Ocho Sur: “El aceite de palma es el principal producto de exportación de Ucayali gracias a nuestra inversión”

11 enero, 2022

El aceite de palma ha desplazado por vez primera a la madera como el principal generador de divisas en Ucayali. Para conseguir esto, la estadounidense Ocho Sur ha invertido US$150 millones en lo últimos cinco años.

Pocas personas lo advierten, pero la palma aceitera está presente en muchas de las cosas que consumimos diariamente. Jabones, cosméticos, pasta de dientes, chocolates, cereales y hasta helados. Todos se elaboran con aceite de palma, la grasa vegetal más consumida en el mundo. Uno de los productores más grandes de este insumo en el Perú es Ocho Sur, empresa que impacta de forma positiva en la economía de Ucayali, no obstante, algunas voces críticas. Al respecto, conversamos con Michael Spoor, su CEO, en esta entrevista.

—Ocho Sur opera en Ucayali, pero la palma aceitera se cultiva en toda la amazonia. ¿Puede explicarnos la dimensión del negocio que manejan?

La industria de palma es muy pequeña en el Perú. Abarca 90 mil hectáreas (Ha) que representan el 0,1% de la superficie de la amazonia peruana. De eso, Grupo Palmas (Romero) posee alrededor de 20 mil Ha, nosotros 10 mil, y el resto es manejado por cadenas de pequeños y medianos palmicultores. En el caso de Ucayali, nosotros operamos la plata extractora de aceite de palma más grande y moderna, pero hay otros actores pequeños que también tienen instalaciones.

—¿Cuánto aceite de palma produce Ocho Sur?

Ahora procesamos 45 toneladas por hora de palma aceitera. Estamos trabajando casi a total capacidad, porque nos encontramos en el pico de la cosecha. Y lo que producimos es crude palm oil o aceite crudo de palma. En el 2021 cerramos, aproximadamente, con 200 mil toneladas de frutos procesados y con 50 mil toneladas de producción de aceite.

—¿A dónde venden su producción?

La mayoría se exporta al mercado internacional. Estamos vendiendo a algunos clientes locales porque siempre es mejor vender en el país, pero la mayoría se vende al exterior. Hemos exportado a África, Europa y a otros países de Latinoamérica.

—¿Cuánto exportan anualmente?

En el 2021 van a ser cerca de US$50 millones de aceite de palma. Eso lo producimos en nuestras dos plantaciones, que representan apenas el 0,1% de la superficie de Ucayali, pero generan el 50 por ciento de las exportaciones de esta región. En 2020 representamos el 39 por ciento de las exportaciones y en 2021 vamos a superar el 50 por ciento.

—¿Se refiere a la mitad de las exportaciones totales de Ucayali o sólo de las agroindustriales?

A las exportaciones totales. El primer producto de exportación de Ucayali siempre ha sido la madera. Esta es la primera vez que esta será desplazada por la palma de aceite como la principal fuente de divisas.

—¿Cuánto han invertido en Ucayali?

En total, la inversión entre la parte agrícola y la parte industrial es, más o menos, de US$150 millones, que es una de las inversiones agroindustriales más grandes, sino la más grande, de la selva peruana.

—¿La mayor parte ha sido en la planta de extracción?

En la parte industrial operamos el molino, que inauguramos en marzo de 2020 con US$20 millones de inversión a la fecha. Pero la mayor inversión ha sido la adquisición de las plantaciones y el mantenimiento de los cultivos. Invertimos mucho dinero para cambiar las prácticas agrícolas (en Ucayali) y desarrollar un negocio sostenible, duplicando la productividad de las cosechas en la región. Porque, si podemos doblar la productividad, no necesitamos tocar más bosques.

—¿Piensan ampliar su capacidad de producción?

Nuestras plantaciones son jóvenes todavía y están produciendo cada año más y más. En estos meses, por ejemplo, tenemos un pico de producción porque es la alta de la cosecha. Entonces, durante el año siguiente y el subsiguiente vamos a invertir en duplicar la capacidad de producción de nuestra planta.

—¿Cuánto piensan invertir?

El total debe estar alrededor de US$7 millones o US$8 millones. La planta tiene ahora 45 toneladas por hora de capacidad y va a pasar a 90 toneladas. Como fue diseñada de forma modular, precisamente, para esta ampliación, requerirá una inversión menor que los US$20 millones iniciales.

—¿Quiénes son los accionistas de la empresa?

Son dos: Anholt Services y Amerra Capital, ambos de Estados Unidos. Anholt es un family office basado en Connecticut, propiedad de una familia danesa. Y Amerra es un private banking que financia proyectos en alimentos y agricultura y maneja US$5,000 millones en en el mundo. Pero Ocho Sur es su única inversión en palma.

—¿Por qué los accionistas de Ocho Sur se interesaron en la palma?

El motivo es que ellos fueron unos de los acreedores que prestaron dinero para el desarrollo de la empresa anterior. El negocio fue iniciado por un empresario que entró en problemas y los acreedores decidieron salir a ejecutar su garantía. Y, básicamente, lo que hicimos fue adquirir dos fundos que estaban en proceso de subasta por un fideicomiso manejado por La Fiduciaria. Allí es donde se da la transferencia de los activos y se inicia Ocho Sur, en el 2016.

—¿Ocho Sur adquirió las plantaciones en marcha? ¿Ustedes no han cultivado?

Lo que hicimos fue comprar, en 2016, las plantaciones que ya estaban desarrolladas. Pero nunca pensamos en sembrar palma. Hemos comprado las plantaciones con los cultivos en pie, y las inversiones han sido para mejorar la productividad, para construir la fábrica y crear un negocio sostenible. No hemos sembrado palma desde nuestro ingreso al Perú.

CONSULTA PREVIA Y OEFA

—¿Es cierto que la planta de Ocho Sur fue construida sin llevar a cabo un proceso de consulta previa, como señala un medio local?

Yo no soy experto en la materia, pero entiendo que la consulta previa es un trabajo del Gobierno. Esa denuncia periodística hace referencia a la comunidad de Santa Clara de Uchunya, que se encuentra a siete kilómetros de la planta, al otro lado del río Aguaytía. Nosotros tenemos una excelente relación con esa comunidad, pero hay ciertas ONG que tratan de inventar conflictos entre la empresa y la población para beneficio propio. Fuera de eso, hay un informe del Ministerio de Cultura que señala que esa población no está ubicada en la zona de influencia directa o indirecta del proyecto.

—¿La planta no necesitaba consulta previa entonces?

Lo que nos han dicho nuestros asesores legales es que la consulta previa se realiza cuando hay una afectación directa a las comunidades nativas. Santa Clara de Uchunya no tiene ninguna interacción con nuestra planta, pero las comunidades que forman parte de nuestra área de influencia sí han pasado por un proceso de participación ciudadana.

—Vemos también que el Oefa inicio un proceso sancionador a Ocho Sur por afectar los suelos forestales. ¿A qué se debe esa multa?

Esa fue una auditoria del Oefa, impulsada por una ONG bastante conocida en Perú y que constantemente lanza denuncias falsas contra nuestra compañía. Producto de eso, Oefa hizo ciertas observaciones, una de ellas, que no teníamos permiso ambiental para operar, y otra que había contaminación del suelo forestal. Pero luego se dieron cuenta de que tenemos los permisos para operar, por lo que dejaron sin efecto esa primera multa.

—¿Y la segunda multa?

También fuimos a reconsideración. Apelamos al tribunal de Oefa, y este nos dio la razón, por lo cual quedó claro que la empresa no genera ningún tipo de afectación a los suelos forestales. Ambos temas fueron resueltos, pero ya el daño reputacional está hecho, como era el objetivo de esta denuncia.

—¿Eso significa que al final la empresa no fue multada?

Nada. Cero multas. Todo quedo sin efecto. Y estos dos temas que fueron muy publicitados por medios relacionados con ONG, quedó sin efecto y salieron resueltos cien por ciento a favor de la compañía.

—A nivel mundial la industria de palma encaja muchas denuncias. No solo en Perú.

Lamentablemente, la industria tiene una mancha por lo que sucedió en Indonesia, donde se tumbaron todos los bosques para cultivar palma. Pero esa fue una decisión estatal para que la población se beneficie y vida de eso. Sin embargo, el estigma quedó a nivel mundial, y las ONG locales utilizan eso para satanizar a la industria de palma en el Perú, que es muy pequeña.

—¿Qué medidas ha tomado Ocho Sur para no repetir el caso de Indonesia y no depredar el ambiente?

En primer lugar. Nuestro crecimiento se basa en la productividad de nuestras plantaciones. No las estamos expandiendo y cuidamos mucho la fauna y flora alrededor. En segundo lugar, estamos muy activos a nivel gremial con la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma) y la Junta Nacional de Palma Aceitera (Junpalma). La idea es lograr un ordenamiento territorial en Ucayali y la selva para solucionar la amenaza de la agricultura migratoria y los pequeños colonos, que invaden la Amazonia y queman todo para sembrar o pastear su ganado. Es algo contra lo cual nadie está haciendo nada porque la preocupación de las ONG es la palma y Ocho Sur. Nada más.

—¿Cuántas personas forman parte de la cadena de Ocho Sur?

Tenemos un impacto sobre 22 mil personas en la región. Brindamos 1,800 puestos de trabajo, todos formales. Pero también beneficiamos a nuestros proveedores y a las 23 comunidades cercanas. Una de nuestras preocupaciones principales es el crecimiento de la hoja de coca, pero creemos que la palma es la herramienta más poderosa contra eso para esta región.

FUENTE: DIA 1 – EL COMERCIO

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